El megaespeculador con disfraz de filántropo George Soros, ha arremetido contra el líder ruso Vladimir Putin y ha instado a los países pertenecientes a la Alianza Atlántica a destruir el poderío militar de Rusia.

La primera conclusión es obligada: si a Soros le preocupa Putin, significa entonces que Putin va en la correcta dirección.

Al igual que la Casa Blanca, Soros alerta acerca del resurgimiento de Rusia como gran potencia y acusa al Kremlin de intentar acabar con el orden mundial (sic). De este modo, las declaraciones de Soros acerca del resurgir de Rusia son de hecho un “revisionismo”, desde el punto de vista de Washington, ya que Moscú figura en la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU como “potencia revisionista” que desafió los intereses del país norteamericano y la hegemonía de Washington. Asimismo, de acuerdo con EEUU, Rusia “murió” tras perder la Guerra Fría en 1991, y esta es la razón por la que el renacimiento del “adversario derrotado” causa pánico entre algunos políticos occidentales.

De acuerdo con Soros, es el “nacionalismo” la principal razón del renacimiento de Rusia. Putin dice que se trata de patriotismo, aunque este sentimiento suele equipararse con radicalismo en caso de que alguien no se someta a las órdenes de Soros. Destacamos los apocalípticos presagios del multimillonario en 2017, que predijo el colapso y posterior disolución de Rusia.

De este modo, Putin se convirtió en una “mala compañía” para los políticos europeos, puesto que es capaz de mostrar que hacer frente al ‘establishment’ globalista—en particular, a Soros— puede convertirse en una manera de obtener ciertos beneficios geopolíticos e incluso simpatías por parte del electorado. De hecho, el líder ruso se convirtió en el “primer populista europeo” e inspiró a políticos como el húngaro Víktor Orban o la francesa Marine Le Pen.

Pese a que, tras la llegada al poder de Emmanuel Macron, el llamado “euroescepticismo prorruso” empezó a perder terreno, es Soros quien afirma que la Unión Europea está al borde del colapso. Y podría tener razón ya que tiene acceso a los niveles más altos del ‘establishment’ occidental. Y lo peor para él es que ya no puede esperar a que la economía rusa colapse en un futuro próximo.

Así, según las previsiones del banco estadounidense Goldman Sachs, la economía de Rusia crecerá incluso más de lo esperado por el propio Gobierno ruso.

En cualquier caso, tarde o temprano los políticos occidentales tendrán que reconocer que Rusia no solo no se va a desintegrar, sino que incluso reforzará sus posiciones en el escenario mundial.